La industria de TI no debería decidir sobre publicidad política
Durante mucho tiempo, los reguladores y legisladores adoptaron un enfoque de no intervención hacia las compañías de tecnología. Las iniciativas para regular la industria recibían las críticas de los cabilderos por “asfixiar la innovación”. Sin embargo, en las últimas semanas, hemos visto una serie de intervenciones en la política de tecnología por parte de los mismos líderes de las redes sociales, y todas ellas tienen impacto en el discurso en línea.
Después de ser interrogado en el Capitolio sobre los planes de Facebook para lanzar una moneda digital global, Mark Zuckerberg, el fundador de la compañía, prometió combatir la desinformación. Sin embargo, poco después Facebook incluyó al sitio web de derecha Breitbart News entre sus fuentes de noticias “confiables” y prometió mantener en línea las mentiras de los políticos.
Jack Dorsey, de Twitter, anunció un enfoque radicalmente diferente, tuiteó que la compañía dejaría de publicar por completo los anuncios políticos. Ahora, tanto Google como Facebook dicen que consideran prohibir anuncios políticos microdirigidos. Pero no importa cuántas decisiones individuales tomen los ejecutivos de tecnología, no deberían distraer del mayor reto de mantener el estado de derecho en línea. Las iniciativas corporativas no son un sustituto para la legislación democrática. Una audiencia en el Congreso de EU, aunque difícil, tampoco es una alternativa. La aparición de Mark Zuckerberg ante el Congreso dejó la sensación de que las compañías de tecnología mordieron más de lo que pueden masticar, y los legisladores perdieron el control.
Parte del reto radica en la asimetría del acceso a los datos entre los gigantes de tecnología y los representantes electos democráticamente o los reguladores. Las empresas conocen cada uno de los detalles de la vida de las personas, mientras que los ciudadanos y los legisladores saben muy poco sobre el funcionamiento interno de la recopilación de datos o los algoritmos de microtargeting (microdirigidos). Sin el conocimiento de cómo funcionan las compañías de tecnología, es imposible hacer un análisis adecuado sobre sus actividades. No podemos depender de la valentía de los informantes para sacar los abusos a la luz.
A falta de reglas claras, y con el aumento de lo que está en juego, hemos visto una serie de casos judiciales de alto perfil. En octubre, WhatsApp (propiedad de Facebook) demandó a la compañía israelí de vigilancia NSO Group por presuntamente inyectar spyware en los teléfonos de defensores de derechos humanos y funcionarios del gobierno. Un mes antes, Facebook mismo enfrentó una demanda en la que los demandantes alegaron que la red social permite ilegalmente a los empleadores mostrar anuncios de vacantes de trabajo solamente a hombres. Es importante que los ejecutivos respondan las preguntas de los legisladores, pero las audiencias en un parlamento corren el riesgo de distraer de la necesidad de una regulación.
¿Hay seguridad de que los ejecutivos pueden hacer lo correcto incluso si las regulaciones no lo exigen? David Kaye relator especial de la ONU sobre la promoción y la protección del derecho a la libertad de opinión y expresión, instó a las compañías de tecnología a alinear sus términos de uso con los marcos de los derechos humanos Pero no podemos depender de la disposición de las empresas para actuar, sin asegurar un campo de juego nivelado.
Las decisiones que tomen o dejen de tomar los ejecutivos de las redes sociales, cambian el espacio para el discurso en línea de cientos de millones de personas. Por lo tanto, de esta manera se privatiza a gobernanza de los derechos fundamentales. Los resultados de los casos en tribunales, políticas y decisiones de negocios se van a desarrollar con el tiempo. Pero claramente no están conectados con el estado de derecho y los marcos legales dentro de los cuales se protege la libertad de expresión, o se imponen excepciones a esa libertad.
Si no queremos que los ejecutivos de tecnología decidan qué anuncios políticos o fuentes de noticias son confiables o engañosas, si los informantes están protegidos, o si la tecnología de hackeo sea legal, debemos tomar acciones, Si no queremos que Facebook maneje los mercados financieros, no debería permitirse que pueda crear una moneda digital global.
Garantizar estado de derecho
Es momento para la claridad y la rendición de cuentas basadas en los fundamentos democráticos. En lugar de depender de los ejecutivos de tecnología o pasar por más audiencias frustrantes que generan pocas soluciones estructurales, los mismos legisladores deben urgentemente comenzar a responder las difíciles preguntas sobre cómo garantizar que el estado de derecho se aplique en línea de la misma manera como se aplica fuera de línea.