Un país en funciones
El bloqueo político desde 2015 mantiene paralizadas las principales reformas, sin visos de que los partidos desatasquen la situación. Con todo, a pesar de la parálisis política, la economía sigue marchando.
Las vísperas de las Navidades de 2015 marcaron el fin de una época en España. Casi cuatro décadas de alternancia entre las dos grandes fuerzas del centroderecha -primero UCD y después el PP- y el centroizquierda, con gobiernos razonablemente estables y un calendario político bastante previsible, se derrumbaron el 20 de diciembre de ese año. El precario triunfo del PP de Mariano Rajoy en las elecciones celebradas ese día y la estruendosa irrupción de nuevas fuerzas políticas abrieron paso a un panorama completamente desconocido y lleno de incertidumbres, cuyas consecuencias llegan hasta hoy. En estos tres años y medio, los españoles han sido convocados tres veces a las urnas, han visto un Gobierno sostenerse en funciones y sin apoyo parlamentario durante diez meses, así como a otro Ejecutivo caer por primera vez a través de una moción de censura asentada en alianzas heterogéneas y difícilmente conciliables. En medio de todo eso, España se ha enfrentado además a la mayor crisis institucional desde el golpe de estado del 23-F de 1981 por el desafío al Estado de los independentistas catalanes.