Renovar las infraestructuras viarias y los trenes, construir nuevos ramales de túneles para acortar trayectos, hacer variantes o carriles reservados para transporte público en autovías de salida ... son algunos de los planes que el Gobierno regional tenía firmados con el Ministerio de Fomento. Sus presupuestos suman cerca de 5.500 millones de euros, a ejecutar en los próximos años. Ahora, el Ejecutivo regional vigila por que se mantengan estos compromisos, que consideran imprescindibles para la región.
El mayor, por volumen y por número de afectados, es el Plan de Cercanías, que presentó el exministro Íñigo de la Serna hace apenas dos meses. Supondría una brutal inversión, de 5.100 millones, hasta 2025, con una primera acometida de casi 600 millones en un plan de choque encaminado a acabar con la caótica situación que se repetía, día sí y día también, en las Cercanías madrileñas.
De esa inversión, 2.274,8 millones está previsto que correspondan a Adif y otros 2.815 millones a Renfe. Comprenderán mejoras en la estructura, incremento de la capacidad de la red, nuevas estaciones y aparcamientos, desarrollo de la red, nuevo material rodante, mantenimiento, mejora de la frecuencia y sistemas de información más eficientes. En total, lo planeado es actuar sobre 88 estaciones de un total de 90, e invertir entre este año y el próximo 580 millones de euros en el plan de choque para frenar el deterioro de la red.
Pero este plan lo firmó el anterior titular de Fomento, y en el Gobierno regional están a la espera de que el nuevo ministro, José Luis Ábalos, se pronuncie sobre el futuro de esta iniciativa.
No es el único proyecto que, técnicamente, podría estar en el aire: ocurre también con una de las infraestructuras más esperadas de los últimos años, la construcción de la variante en la A-1. En efecto, entrar y salir de Madrid cada mañana desde el norte se convierte en toda una odisea, en la que se ven atrapados cientos de miles de vehículos. Es el único de los accesos a Madrid que no cuenta con una alternativa, en forma de radial. Además, sufre un estrechamiento –a la altura del RACE– y soporta un atasco casi permanente al llegar a Alcobendas.
Tras meses de protestas de usuarios en Cercanías, se contaba con 580 millones para un plan de choque
La solución aprobada por Fomento pasa por construir ahora una variante en los últimos kilómetros de entrada a Madrid, que «drenará» hasta 70.000 vehículos
al día. Y, más adelante, se plantea construir un tercer carril entre el RACE y El Molar, en dos fases.
En este caso, los problemas surgieron al elegir el trazado de la variante, por las protestas de algunos municipios y urbanizaciones que se verían afectadas por expropiaciones. El proyecto está ahora a la espera de informe de impacto ambiental para seguir adelante, siempre que los nuevos responsables de Fomento así lo consideren.
Carril bus en la A-2
Un tercer asunto que afecta a Madrid y al Ministerio de José Luis Ábalos es la construcción del bus-VAO de la A-2, con un novedoso sistema. Por ejemplo, no tendrá separadores físicos, se trazará por el carril izquierdo en ambas direcciones, y se utilizará sólo en hora punta: el resto del tiempo, estará a disposición de los vehículos particulares.
La variante de la A-1 reduciría el atasco, y el bus-VAO de la A-2 ahorraría 500.000 horas al año
Según el proyecto presentado en su día, para que los usuarios sepan cuándo funciona como carril exclusivo para transporte público, habrá paneles indicadores, unas luces led que marcarán el itinerario y cámaras para vigilar que nadie hace un uso indebido.
Los informes preliminares señalaban que este bus-VAO beneficiaría a unos 15.000 viajeros al día, que ahorrarían 15 minutos de media por viaje y un total de 500.000 horas al año.
El proyecto, presupuestado en 13 millones, venía avalado por Fomento, el Gobierno regional y el Ayuntamiento de la capital, y se preveía que estuviera funcionando a partir de este verano. Pero de momento, se está a la espera de ver qué decisiones toma al respecto el ministro Ábalos.
